NO DECIA PALABRAS
No decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo
interrogante,
porque ignoraba que el deseo es una
pregunta cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.
La angustia se abre paso entre los
huesos,
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño
hechos carne en interrogación
vuelta a las nubes.
Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra
en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y
carne,
iguales en figura, iguales en amor,
iguales en deseo.
Auque sólo sea una esperanza
porque el deseo es pregunta
cuya respuesta nadie sabe.
Autor
Luis Cernuda