Serenos versos en silencio,
obscureciendo mi interno,
letargo de hechos en mente,
entre huecos de palabras muertas
donde todo llega a su fin,
antes que la locura se apiade de mí,
derramaré la poca sangre que me quede…
Siendo parte del problema,
intentando escapar de mi,
lágrimas caen de impotencia.
Entre los gritos de ausencia
nada queda a la espera.
Con la vida que me queda,
intentaré ser menos
o me perderé de la realidad.
Y por más que uno quiere, no puede…