Hay almas sedentarias sedientas de ternura. No son imaginarias imágenes de luz. Son almas que quedaron ancladas por ventura, como Jesús un día, clavadas en la Cruz.
Son naves que bogaron por muy diversos mares, lo mismo que mis versos que bogan sin cesar, tejiendo con sus lágrimas fantásticos collares; pero que se cansaron de tanto navegar.
Y ahora solitarias, nostálgicas evocan las muchas epopeyas de su peregrinar, y que como los labios, como cuando se tocan, ansiosas se revuelven dispuestas a besar.
¡Ay, esas almas pías, varadas, averiadas, sedientas de ternura, cansadas de soñar, que anticipadamente quedaron estancadas y ya no quieren nada saber del verbo AMAR!.
Rindieron ya sus armas, quemaron sus cartuchos, dejaron derrotada su nave en altamar y aquellos sueños píos que nunca fueron muchos quedaron como queda la luz crepuscular.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC
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