Reposando en el firmamento infinito tendido en un velo de estrellas se escondia la silueta de una tarde.
Un verano figuraba de cara anaranjada en el cielo los angeles derramaban sinfonías bendiciendo los días en dulces noches.
La caida de la lluvia arrugaba las montañas despidiendo el olor de la tierra mojada y llegaba el viento por una escalera.
Al final de este una línea de golondrinas soñadoras en un cielo dormido, de pronto despiertan sobre las flores del campo recibiendo el alba robando los colores al silencio y pintando el alma.
DE LA RED
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