Llama el puente desde su altura
a la prisa de tus pasos,
¡Que llenos están de miedo,
que llenos están de llanto!
La locura del averno,
ruge incandescente
haciendo moldes,
para...
¡Que dejes tus zapatos!
Negra sombra que se cierne
en la tortura que asombra,
la llanura de las horas,
que mueren en el ocaso.
Vuelo alto,
vuelo libre,
sin redes,
ni paracaídas.
Rosario de Cuenca Esteban
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