Y SALUDA A SU AUSENCIA
Noche de los amantes: la seducen los momentos que vive. Ahora se mira, acaricia su cuerpo muy despacio mientras piensa por Dios que aún es hermosa.
Noche de los amantes; él se acerca, la abraza por la espalda ante el espejo y así enlazados van a la vidriera. Puso la mano ahí: tacto y dulzura.
Noche de los amantes: ella observa la ciudad ardiente y cree ver su casa lejos entre otras muchas. Mueve un brazo y saluda a su ausencia. Y se estremece.
Autor: José Agustín Goytisolo
Dulcinea
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