Tormenta
Se acerca la noche sombría, cubierta de una misteriosa profecía, nubes negras extienden sus velos, ocultando a mis ojos llorosos, el ocaso del sol y el exótico paisaje, de cuando muere el día y comienza la noche. Caigo en un estado de profunda melancolía, que me deja pensando en escribir esta poesía.
A lo lejos, truenos y destellos, que ciegan mis ojos y erizan mis cabellos.
Me gusta esta melodía potente, voz penetrante, implacable y fuerte, naturaleza que avisa, y se hace presente, desafiante mensajera, casi hechicera, de un evento colosal, que te enfrenta a la vida y a la muerte.
A lo lejos, chasquidos y rayos surcan el cielo, pobre mi alma, pobre tierra mía.
Luces ancestrales alumbran el planeta, anuncian ventarrones y fríos invernales, látigos, estallidos, escalofriantes sonidos, paisaje desolador, pero subyugante a la vez, que deja al descubierto mi tozudez, y es que estoy amando otra vez.
A lo lejos, el diluvio se desata, y mi alma de mi cuerpo escapa. Yo me quedo sorda e insensata, una tormenta nueva, al amor me ata.
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