


"En los Evangelios, ¡cuántas exhortaciones de Jesús parecen irrealizables! "Si tuvierais la misma fe que un grano de mostaza, diríais a esta montaña: Desplázate de aquí hasta allí, y ella se desplazaría." O bien: "Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto." El ser humano es tan débil, tan inseguro, ¿cómo podría desplazar una montaña?... Y tiene tantas lagunas, tantos defectos que es imposible que consiga la perfección de su Padre Celestial ¡Esto no es posible! Y entonces, por incomprensión, por negligencia, por pereza, sí, principalmente por pereza, se deja de lado la quintaesencia de la enseñanza de Cristo. ¡Es mucho más fácil insistir en las debilidades y en las imperfecciones humanas imaginándose de este modo dar prueba de sensatez, de razonamiento, digamos que de modestia! Pero Jesús no era modesto, y tenía las ambiciones más elevadas para con los humanos creados a la imagen de Dios: si lo desean, si se esfuerzan, un día lograrán alcanzar la perfección de su Padre Celestial. Y si tienen fe, lograrán mover montañas, es decir que les serán dados todos los poderes, pero en primer lugar los poderes sobre ellos mismo."
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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