-¿Quién llama ahí?-dijo el borracho.
-Soy yo, que traigo la comida a los muertos contestó la mujer.
-No me traigas comida; prefiero que me traigas de beber - replicó el borracho.
Y la mujer, golpeándose el pecho, exclamó:
-¡Qué desdichada soy! Ni siquiera mi treta ha hecho sobre tí el menor efecto, marido mío, pues no sólo no te has corregido, sino que te has agravado, convirtiéndose tu vicio en una segunda naturaleza.
No dejes que una conducta equivocada domine tu vida. Pon tu razón sobre la equivocación.

