"¿Por qué el amor entre los hombres y las mujeres no perdura? Porque en vez de unirse mutuamente con la Fuente divina para renovarse constantemente, se aferran el uno al otro y terminan agotándose. Una vez que ya no hay nada, son como recipientes vacíos y se rechazan. Considerad por lo tanto a vuestro compañero como un ser precioso, único, y pensad que depende de vosotros el que esté lleno de vida, sea hermoso y rico, a condición de unirle con la Fuente, con el Padre celestial, con la Madre divina, con todas las jerarquías angelicales, con el sol, con las estrellas... El amor os abre todas las posibilidades; pero si no estáis iluminados, si en lugar de unir este ser que amáis con el Cielo, os aferráis a él, le robáis sus energías, con el tiempo, éste ser periclitará y vosotros le amaréis menos. Pero ¿de quién fue la culpa? ¿Por qué no lo unisteis con el Cielo? Ahora estáis preocupados, os formulais preguntas al respecto. Sin embargo, es muy sencillo: vosotros no habéis sabido proyectarlo muy arriba para que pueda beber y respirar... Y él debe hacer lo mismo con vosotros. De esta manera dejaréis de ser simples recipientes, y seréis una fuente inagotable el uno para el otro."
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