Infiel
Prodigabas sus defectos, sin encontrar su hermosura, ¿Por qué demonios te extraña que ceda su calentura?.
Si jamás fuiste marido, ni compañero, ni amante. Si carbón para ti era ella, y cualquier otra, brillante.
Pero al fin halló al artista que vió en la mujer dulzura, y desde entonces se amarón en sesiones de locura.
Deberías dar las gracias a tan ilustre galante, que convierte tu basura en el más puro diamante.
Pero tú sigues enfermo, solo la ves diferente, ¿No ves que cambió la forma, de tristona a sonriente?.
Te acojes en la ceguera y a Dios por ello bendigo, que aquel que a tu mujer goza soy yo, tu mejor amigo.
Hoy continua la historia de este billar a tres bandas pues a todos beneficia si no media propaganda.
Contento queda el marido, pues sus guisos mejoraron al ser felices las manos que mi cuerpo exploraron.
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