RIMAS HUMANAS
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Lucinda, yo me siento arder, y sigo el sol que deste incendio causa el daño, que porque no me encuentre el desengaño tengo al engaño por eterno amigo.
Siento el error, no siento lo que digo, a mí yo propio me parezco extraño; pasan mis años, sin que llegue un año que esté seguro yo de mí conmigo.
¡Oh dura ley de amor, que todos huyen la causa de su mal, y yo la espero siempre en mi margen, como humilde río!
Pero si las estrellas daño influyen, y con las de tus ojos nací y muero, ¿cómo las venceré sin albedrío?
Lope Félix de Vega y Carpio
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