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De: campitos0 (Mensaje original) |
Enviado: 27/07/2010 16:42 |
Sacude la Soledad
Es el mal de nuestro tiempo. Es la espina de la incomunicación, metida en el siglo más avanzado y más comunicado.
Soledad… es hueco sin llenar, es pérdida de algo, es isla sin puentes. Son ventanas cerradas,abandonos profundos. Es estar mudo, alejado, desprovisto, trunco.
Es como empezar a morir en jirones, en indiferencias y en tristezas.
Cuando flota a tu lado la soledad, no sabes más que hundirte en ella y caer de lleno en su vacío. Te escabulles de la vida y te quejas de soledad.
Tienes miedo de abrir las puertas de tu jaula y que te entren las palomas, los amigos, el estudio, los intereses, el apostolado.
Tienes miedo de que el hermano se te acerque, que la vida te reclame o que Dios te llame ¡y te pida!
Tienes miedo de sacudir tu soledad y no das ni un solo paso al frente.
Por eso tus rosas pierden su perfume, tus pupilas confunden el paisaje y tu alegría pierde su frescor y su transparencia.
Acabarás sola, como una piedra a la que nada puede decirle la corriente de las almas y el palpitar del mundo.
Tu soledad es niebla, es humo. No ves necesidades, no oyes lamentos, no te sacude la sed de vivir.
La soledad no es física: es de espíritu, de alma.
A veces, rodeados de seres, sentimos frío, y rodeados de ausentes queridos, sentimos un gran calor.
A veces, en la intimidad con Dios nos sentimos llenos, y en el tumulto del mundo nos sentimos vacíos.
A veces estás desabrida, te rinde la nostalgia y vives una desesperada soledad que no sabes curar.
Pero quieres saborear sola tus lágrimas. Que no te recuerden tu deuda de amor con los demás, ni tu deber de caridad para el mundo, ni la gratitud que le debes a Dios por todo lo que puso para acompañarte.
Agrandas tu soledad queriendo olvidarte de ella. Lloras sola en tu almohada, nunca junto a un amigo o junto al crucifijo, o haciendo girar el tono de tus recuerdos. Solo la verás huir cuando enciendas tu propia luz, modeles tus propias raíces y aprendas la lección y el prodigio del cotidiano vivir.
La soledad más amarga es la de dos esposos en techos distintos. La soledad más persistente, la del vacío de uno y la ternura de otro, que no saben encontrarse.
La soledad más desesperante, la de las manos que se atraen por su tibieza y se separan por su orgullo.
Eso de faltar a las manos el apretón, la calidez… además de soledad es aridez y sequía.
La soledad te está debilitando valores, bases y columnas. Estás dejando entrar en ti algo anticristiano, antiespiritual y en contra de la fe. Algunas fisuras debes tener, algunos espacios vacíos, algunas rendijas abiertas, algún resquicio por llenar, cuando se te ha infiltrado tanto desperdicio, tanta inercia y tanta soledad.
La soledad no deprime. Lo que deprime es amurallarse en ella y ausentar a Dios.
Los achaques y las penas no aplastan. Lo que aplasta es nuestra mente, que los agranda hasta que nos caen encima como un manto tupido e impenetrable de soledad.
Sacude la soledad, porque el mundo necesita tus hombros para cruces más pesadas que las tuyas, necesita tus ojos para lágrimas más tristes y más amargas que las tuyas, necesita tus manos para rezar y socorrer necesidades más imperiosas y más apremiantes que las tuyas.
Necesita tus palabras para que alguien reviva; tus brazos, para que alguien se sostenga, y tu ternura, para que alguien se acuerde de que existe el amor.
Decídete a obrar y vivir con alma cristiana. Que la soledad es la filosofía de lo negativo, donde la noche no tiene amanecer, la jaula no tiene llave ¡y la tierra no tiene flores!
¡Como lesiona el alma la soledad! ¡Como nubla la inteligencia, oprime el corazón y endurece la vida!
No arrastres una soledad que te tiene como muerta, mientras en la tierra todo florece, palpita, canta.
¡Sacude la soledad! Es un hueco hondo que no te deja ver la luz. No te vacíes de alas, que hay sueños para todas las edades. No te alejes de Dios, que nunca falla.
¡Sacude la soledad, mujer! Y ama un poco más y un poco mejor.
Más de acuerdo con la vida, más a la capacidad de tu alma, ¡y más a tono con Dios!
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De: Paqui |
Enviado: 27/07/2010 21:06 |
A veces, en la intimidad con Dios nos sentimos llenos, y en el tumulto del mundo nos sentimos vacíos.
Necesita tus palabras para que alguien reviva; tus brazos, para que alguien se sostenga, y tu ternura, para que alguien se acuerde de que existe el amor.
DIOS TE BENDIGA QUERIDA AMIGA
GRACIAS POR COMPARTIR TAN BELL'ISIMO MENSAJE
UN BESASO Y TODO EL CARI;O DE TU AMIGA
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