Son lindos tus blancos pétalos,
perfumada Rosa…
Sagrado tu vientre, engendró
un Bello Clavel;
lo nutriste con tus sueños,
fue tu flor hermosa;
lo plantaste en un mundo,
que no fue para él.
Tu flor, requería de mejor jardín,
de un vergel…
Un Paraíso de gracia divina, con
flores preciosas,
coros de arcángeles, almas
radiantes y jubilosas.
No este mundo perentorio,
donde la reina es hiel.
Cual abeja afanosa, incansable,
exhalaste su miel;
dulce, en tus labios quedó, sin
poder saborearla él.
Tiempo que veloz vuelas… Un día
la beberás con él.
No en esta tierra, ni este mundo.
Allá, en el cielo,
donde celebran los justos. Volarás
de este suelo,
él, brazos abiertos, tierno resuello,
será tu consuelo.
(Desconozco el autor)
Con afe