AYER
Todos los poetas excelsos se reían de mi escritura a causa de la puntuaciòn, mientras yo me golpeaba el pecho confesando puntos y comas, exclamaciones y dos puntos es decir, incestos y crímenes que sepultaban mis palabras en una Edad Media especial de catedrales provincianas.
Todos los que nerudearon comenzaron a valiejarse y antes del gallo que cantó se fueron con Perse y con Eliot y murieron en su piscina.
Mientras tanto yo me enredaba con mi calendario ancestral más anticuado cada día sin descubrir sino una flor descubierta por todo el mundo, sin inventar sino una estrella seguramente ya apagada, mientras yo embebido en su brillo, borracho de sombra y de fòsforo, seguía el cielo estupefacto.
La próxima vez que regrese con mi caballo por el tiempo voy a disponerme a cazar debidamente agazapado todo lo que corra o que vuele: a inspeccionarlo previamente si está Inventado o no inventado, descubierto o no descubierto: no se escapará de mi red ningún planeta venidero.
Pablo Neruda
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