RIMAS SAGRADAS
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Cuando me paro a contemplar mi estado, y a ver los pasos por donde he venido, me espanto de que un hombre tan perdido a conocer su error haya llegado.
Cuando miro los años que he pasado, la divina razón puesta en olvido, conozco que piedad del cielo ha sido no haberme en tanto mal precipitado.
Entré por laberinto tan extraño, fiando al débil hilo de la vida el tarde conocido desengaño;
mas de tu luz mi escuridad vencida, el monstro muerto de mi ciego engaño, vuelve a la patria, la razón perdida.
Lope Félix de Vega y Carpio
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