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Yo pagaré con lágrimas la risa que tuve en la verdura de mis años, pues con tan declarados desengaños el tiempo, Elisio, de mi error me avisa.
«Hasta la muerte» en la corteza lisa de un olmo, a quien dio el Tajo eternos baños, escribí un tiempo, amando los engaños que mi temor con pies de nieve pisa.
Mas, ¿qué fuera de mí, si me pidiera esta cédula Dios, y la cobrara, y el olmo entonces el testigo fuera?
Pero yo con el llanto de mi cara haré crecer el Tajo de manera que sólo quede mi vergüenza clara.
Lope Félix de Vega y Carpio
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