"La ostia que reciben los cristianos en el momento de la comunión tiene como función recordar el pan que Jesús, durante la última cena, repartió entre sus discípulos diciendo: «Tomad y comed, que éste es mi cuerpo.» Como la ostia tiene aproximadamente la misma composición que el pan, materialmente no aporta más que un bocado de pan; pero se trata de una materia a la cual se le da una función simbólica: representa el cuerpo de Cristo. El sacerdote, con su bendición, transmite a esta ostia energías espirituales, y el fiel que la recibe debe, a su vez, dejarse impregnar por su significado sagrado. Por tanto, en definitiva, ¿no es el fiel quien interpreta el papel más importante? Es él quien con su actitud interior, puede borrar lo que ha aportado la bendición del sacerdote, o por el contrario reforzarlo por la forma en la que considera que recibe la ostia."
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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