Cuando mi blanda Nise lasciva me rodea con sus nevados brazos, y mil veces me besa; cuando a mi ardiente boca su dulce labio aprieta tan del placer rendida que casi a hablar no acierta; y yo por alentaria corro con mano inquieta de su nevado vientre las partes mas secretas; y ella entre dulces ayes se mueve mas, y alterna ternuras y suspiros con balbuciente lengua; ora hijito me llama, ya que cese me ruega, ya al besarnos me muerde, y moviendose anhela. Entonces, ay!, si alguno conto del mar arena, cuente, cuente, las glorias en que el amor me anega.
Juan Melendez Valdes
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