Invitacion
INVITACIÓN
De tu magnífico traje recogeré la basquiña cuando te llegues, o niña, al estribo del carruaje. Esperando para el viaje la tarde tiene desmayos y de sus últimos rayos la luz mortecina ondea en la lujosa librea de los corteses lacayos.
No temas: por los senderos polvosos y desolados, te velarán mis cuidados, galantes palafreneros. Y cuando con mil luceros en opulento derroche se venga encima la noche, obsequiará tus oídos con sus monótonos ruidos La serenata del coche.
|