Vive hoy
Hoy como cada día al despertar, vienen a mi mente mil recuerdos, mil pensamientos donde están ustedes y pareciera que es fácil sobrevivir en este mundo con tanto dolor dentro y pareciera que nadie se da cuenta de mi sentir, del dolor por la ausencia que llevo conmigo a cada momento, en cada paso.
No imaginé que cuando reíamos mientras jugábamos con la pelota o cuando veíamos la tele, sería solo por un momento.
No imaginé que cuando peleábamos e iba corriendo con mamá para contarle mis tragedias de niña frágil, sería solo esa vez.
No imaginé, después de compartir la misma casa, familia, comida, juguetes, lágrimas, tendría que aprender a vivir con todo para mi sola.
Ni siquiera pasaba por mi mente la idea que el día de mi boda, no estuvieran presente disfrutando ese día tan soñado para mí.
Pero sí imaginaba ver crecer a nuestros hijos juntos, pensaba que sería feliz al tener sobrinos y que la casa de nuestros padres se llenaría de niños y estarían felices por tenerlos.
Imaginaba que me aconsejarían cuando me sintiera confundida o angustiada, que como todas las familias nos reuniríamos uno que otro día para disfrutarnos.
Pero todo aquello que imaginé se quedará ahí y serán solo sueños no realizados.
Nadie habla de lo difícil que es superar la muerte, yo no sabía el miedo que da enfrentarte a lo que viene después de perder a alguien, de la soledad que habita en mi casa desde que partieron de este mundo.
Que aunque Dios está con nosotros y la fe es mucha, la comida ya no sabe igual, mamá y papá no lucen tan bien como entonces, la casa se siente vacía, solo andamos vagando por ahí tres almas cargando nuestro dolor cada quien y en cada esquina.
Y nuestra vida sigue con la única esperanza de que al morir, los encontraremos de nuevo.
Ahora valoro cada momento que vivo y hago las cosas solo una vez y bien, vivo en Dios y él en mi, no existe el mañana, solo el hoy.
Aun sueño con tener una familia que en su ausencia los quiera y se enteren de que antes de ser una mujer, fui una hermana.