"Puede suceder que un amigo por el que sentíais mucho afecto se vuelva indiferente para vosotros, y entonces tendéis a pensar que la causa se halla en que ha cambiado: ha perdido algo que hacía que le amarais. En realidad, quizás sois vosotros quienes habéis perdido un elemento que os permitía apreciarle. Y también a veces esto se produce con los discípulos respecto a su Maestro. Cuando el discípulo es sincero y está animado por el deseo de perfeccionarse, ve la luz y la sabiduría de su Maestro. Pero cuando tiene otros intereses, se vuelve perezoso y abandona sus ejercicios espirituales, ya no ve a su Maestro de la misma manera que antes. Es pues necesario ser un poco psicólogo para comprender la razón de los cambios que creemos observar a nuestro alrededor. Muy a menudo, creemos que son los demás los que han cambiado, pero primero debemos analizarnos a nosotros mismos y quizás descubramos que es en nosotros mismos que se han producido los cambios."