Probablemente lo que más se le haya echado en cara en a las margarinas son las famosas grasas trans o hidrogenadas. Al parecer estas grasas contribuyen a elevar el nivel de colesterol “dañino” (LDL) y a disminuir el “bueno” (HDL). Este estudio demuestra que las margarinas apenas tienen un 0,7% y las mantequillas un 2,5%. Para los defensores de la mantequilla esto carece de importancia, al ser estas grasas según ellos de origen natura.
Desde un punto de vista científico, esto es falso, es decir, una grasa hidrogenada de origen vegetal y otra industrial son exactamente iguales, ni una molecula arriba ni otra abajo, idénticas. Y aun así el debate hoy en día continúa al respecto.
Debe tenerse en cuenta que esta disminución no ha sido casual, sino causal, la revista CONSUMER EROSKI detectó un 8,6% de grasas trans en las margarinas. Sin duda los cambios que ha habido después de 13 años se deben a los estudios publicados durante los últimos años y la posibilidad de prohibición por parte de las autoridades de la UE. Incluso, empiezan a abundar margarinas con menos de un 50% de grasas, que llegan hasta el 20%, las llamadas “margarinas ligeras”.
Parece por lo tanto definitivo, la margarina es más beneficiosa para la salud o quizá habría que decirlo así, menos peligrosa para la salud. Ambas a fin de cuentas son productos ricos en grasas, unas de origen animal, y otras de origen vegetal, pero si sufrís del corazón lo que más os deberá preocupar es el colesterol que tiene la mantequilla, que dificilmente encontraréis en la margarina.
Como ves, hay opiniones completamentes dispares.
¿A quién hacer caso?
Yo hago lo mismo que con cualquier otro alimento, no comer de nada en exceso.
Untar una tostada por las mañanas, tanto sea en mantequilla como en margarina, no creo que perjudique a nadie.