Poesía la prefiero
(por Javier R. Cinacchi)
Entre todas mis profesiones,
prefiero ser poeta.
La poesía susurrante bella,
la observo en una mirada,
en una flor, mariposa o ilusoria,
persona o extraña hada.
Quisiera poesías escribir tantas,
que nadie pueda leerlas todas,
que con ellas continúe y recorra,
sueños mundos y metas muchas,
aun en extraño Pegaso y con las bellas musas.
Siento calor en mi pecho,
y como si este se ensanchara,
al tiempo que versos
nacen, el mundo me habla.
Posible sea, solo me comprenda,
el viejo enamorado poeta,
que navega en su poesía,
pudiendo mil versos de mirada,
o de un acto escriba,
cuando lloran las palabras,
o de amor cantan.
Cuando el Pecho deja de estar “como encogido” y brotan
las palabras en armonía que del sentimiento emanan,
para expresarlas en miles de formas bellas.
¡Si Dios me diera, la gracia de las letras!
esas extrañas palabras que riman,
otro sueño mío concretaría,
solo espero no perderme
en la triste agonía
cuando tristes
palabras
escriba.
¡Vida
mía¡
Aunque…
tal vez nunca,
tristeza envuelva,
a mis libros de poesía:
¿Algún día llegará la hora,
en que conozcan a este poeta?
¡Oh Dios! ¡Cuantas cosas necesito
por tu inmensa gracia me concedas!
Y cuantas preguntas emergen de mi alma,
aunque creo, en mi pecho, grabaste respuestas;
¡y no me dejarás naufragando, enmudecido en la nada!