Hay algunas cosas demasiado bellas para poder describirlas con palabras.
Hace falta admirarlas con meditación y silencio para poder apreciarlas a plenitud.
Se necesitan pocas palabras para expresar lo esencial.
Los grandes discursos sólo sirven para confundir y adoctrinar.
El silencio es a veces más revelador que un río de palabras.
Mira a una madre con su hijo cargado, el bebé sabrá obtener, todo lo que de ella quiere, sin necesidad de decir nada.
De hecho, las palabras deben ser como una envoltura de los pensamientos.
No son necesarios discursos muy largos para expresar lo que siente el corazón.
Una mirada puede decir más que mil palabras.
Creo que la sabia naturaleza nos dio sólo una lengua y dos orejas para que oigamos más y hablemos menos.
Si lo que vas a decir no es mejor que quedarte callado, entonces para que decirlo.
Cuanto más grande y generoso es el corazón, menos son las palabras que se necesitan para expresarse.
Hace falta recordar estas sabias y filosóficas palabras:
Las palabras verdaderas (la verdad) no siempre son bonitas, pero las palabras bellas no siempre son verdad.
Es propio de las mentes grandes hacer entender muchas cosas con pocas palabras.
Los espíritus pequeños, por el contrario tienen el don de hablar mucho y no decir nada (¿de quién se recuerdan?).
El que sabe oír luego sabrá usar lo que oyó.
Para decir "te amo" sólo hacen falta dos palabras, todas las demás serán superfluas.
"Si" y "No" son las palabras más cortas y fáciles de decir, pero son las que acarrean las consecuencias más trascendentales.
Para que el ser humano aprenda a hablar sólo hacen falta dos años.
Para que aprenda a callar ... toda una vida.
Ser comedido al hablar en vez de ser un defecto es prueba de gran sabiduría.
El que mucho habla en vez de esclarecer las cosas, las confunde.
El que mucho habla, mucho se puede equivocar.
Autor desconocido