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LA "TONÁ" DE LA FRAGUA (SEGUIRIYAS GITANAS)
Mi pena es mu mala, porque es una pena que yo no quisiera que se me quitara.
Vino como vienen, sin saber de dónde, el agua a los mares, las flores a mayo, los vientos al bosque.
Vino, y se ha quedado en mi corazón, como el amargo en la corteza verde del verde limón.
Como las raíces de la enredadera, se va alimentando la pena en mi pecho con sangre e mis venas.
Yo no sé por dónde, ni por dónde no, se me ha liao esta soguita al cuerpo sin saberlo yo.
Pensamiento mío, ¿adónde te vas? No vayas a casa de quien tú solías, que no pués entrar.
A pasar fatigas estoy ya tan hecho que las alegrías se me vuelven penas dentro de mi pecho.
Mare de mi alma, la vía yo diera por pasar esta noche de luna con mi compañera.
A la vera tuya no puedo volver... ¡Cómo por unas palabritas locas se pierde un querer!
Yo voy como un ciego por esos caminos. Siempre pensando en la penita negra que llevo conmigo.
Ya se han acabado los tiempos alegres. Las florecitas que hay en tu ventana para mí no huelen.
Desde que te fuiste, serrana, y no vuelves, no sé qué dolores son estos que tengo, ni dónde me duelen.
Esta cadenita, mare, que yo llevo, con los añitos que pasan, que pasan, va criando hierro.
Los bienes son males, los males son bienes... Las mis alegrías, ¡cómo se me han vuelto fatigas de muerte!
Toíta la tierra la andaré cien veces, y volveré a andarla pasito a pasito, hasta que la encuentre.
Se quebró el jarrito pintao del querer. ¡Cómo plateros ni artistas joyeros lo puen componer!
La prueba del frío, la prueba del fuego... ¡Cómo ha salido mi corasonsiyo del mejor acero!
Yo corté una rosa llenita de espinas... Como las rosas espinitas tienen, son las más bonitas.
El cristal se rompe del calor al frío, como se ha roto de alegría y pena mi corasonsiyo.
Yo sentí el crujío del cristalito fino que se rompe del calor al frío.
Maresita'r Carmen, guiarme los pasos, pa que me aparte de la mala senda que vengo pisando.
Las que se publican no son grandes penas. Las que se callan y se llevan dentro son las verdaderas.
Rosita y mosquetas, claveles y nardos, en sus andares la mi compañera los va derramando.
Negra está la noche, sin luna ni estrellas... A mí me alumbraban los ojitos garzos de mi compañera.
La persona tuya es lo que yo quiero. Tenerte en mis brazos, mirarme en tus ojos y comerte a besos.
En los caracoles, mare, de tu pelo, se me ha enredado el alma, y la vida, y el entendimiento.
Horas de alegría son las que se van... Que las de pena se quedan y duran una eternidad.
Cuéntame tus penas, te diré las mías... Verás cómo al rato de que estemos juntos todas se te olvidan.
Estando contigo, que vengan fatigas... Puñalaítas me dieran de muerte, no las sentiría.
La quiero, la quiero, ¿qué le voy a hacer?... Para apartarla de mi pensamiento no tengo poder.
¡Vaya un amaguito tan dulce que tienen los ojos azules que tanto me gustan..., que tanto me ofenden!
Sin verte de día, serrana, no vivo... Y luego, a la noche, me quitas el sueño, o sueño contigo.
Compañera mía, tan grande es mi pena que el sol, cuando sale, con tanta alegría no me la consuela.
¡Mírame, gitana, mírame, por Dios! Con la limosna de tus ojos negros me alimento yo.
Antonio Machado
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