lo que verdaderamente mancha al hombre es lo que sale de su boca, por eso estemos muy atentos para saber si lo que estamos aprendiendo y anunciando de la enseñanza de Jesús es la voluntad de Dios o es la voluntad de hombre, porque si es esto último y no lo vemos o no queremos verlo, seremos como ciegos que guiarán a otros ciegos, y al hacerlo, caeremos todos juntos en un hoyo, del que sólo podrá salir quien se de cuenta de la verdadera enseñanza de Jesús y se esfuerce por ser fiel a ella como la voluntad de Dios.