“La confianza que ustedes tienen en Dios es como el oro: así como la calidad del oro se prueba con fuego, la fe que ustedes tienen en Dios se prueba por medio de los problemas. Si ustedes pasan la prueba, su fe será más valiosa que el oro, pues el oro se puede destruir.
Ustedes, aunque nunca han visto a Jesucristo, lo aman y creen en él, y tienen una alegría tan grande y hermosa que no puede describirse con palabras”
(1 Pedro 1:7-8).