Nosotros como Templo y Morada de Él, no deberemos tratar de sacar provecho material de la fe espiritual de nuestros semejantes para cubrir nuestras necesidades o ambiciones mundanas, por lo qué, si algún lugar se destina como casa de oración, no lo convirtamos en un centro de comercio en ninguna de sus formas porque eso nos distraería enormemente de las verdaderas cosas espirituales de Dios.
Quién no ha aceptado a Jesús como el Mesías anunciado porque no guarda y enseña a cumplir su enseñanza como la voluntad de Dios, estará desechando lo que llegó a ser la piedra principal de la Iglesia, y será apartado del Reino de los Cielos por no producir el Fruto del Espíritu.