En él todos esos que parecen que nunca dicen nada
y que nunca se mueven se deslizan hasta su ventana y
le cuentan cuentos y le ofrecen bateas cargadas
de juguetes de ricos colores.
Si yo pudiera andar ese camino que cruza el
pensamiento de mi niño, salirme de todas sus lindes,
ir hasta donde los mensajeros desconocidos
traen y llevan mensajes sin razón por reinos de reyes y mil
historias.
Hasta donde la razón hace barriletes con sus leyes
y los hecha al aire donde quita a las acciones
sus cadenas de verdad...
¿Qué es un niño? Los niños vienen en tamaños,
pesos y colores surtidos, se les encuentra donde quiera
encima, debajo, detrás, fuera, trepando, colgando, corriendo,
saltando, las mamás los adoran, las niñitas los odian,
los hermanos y hermanas mayores los toleran, los adultos los
desconocen y el cielo los protege...
Un niño es la verdad con la cara sucia,
la sabiduría con el pelo desgreñado,
la esperanza del futuro...
con una rana en el bolsillo.
Un niño tiene el apetito de un caballo, la digestión de un tragaespadas,
la energía de una bomba atómica, la curiosidad de un gato,
los pulmones de un dictador, la imaginación de Julio Verne,
la timidez de una violeta, la audacia de una trampa de acero
y el entusiasmo de una chinampida.
Les encanta los dulces, las navajas, las sierras, la navidad,
los libros con láminas, el chico de los vecinos,
el campo, el agua... en su estado natural,
los animales grandes, papá, los trenes, los domingos por la mañana,
y los carros de bombero.
Les desagrada las visitas, la doctrina, la escuela,
los libros sin láminas, las lecciones de música,
las corbatas, los peluqueros, las muchachas,
los abrigos, los adultos... y la hora de acostarse.
Nadie más se levanta tan temprano, ni se sienta a comer tan tarde,
nadie más puede embutirse en el bolsillo un cortaplumas oxidado,
una fruta mordida, medio metro de cordel, un saquito de tabaco vacío,
dos caramelos, seis centavos, una onda y un trozo de sustancia desconocida,
y un auténtico anillo supersónico con un compartimiento secreto.
Un niño es una criatura mágica.
Usted puede cerrarle la puerta del cuarto
donde guarda las herramientas,
pero no puede cerrarle la puerta de su corazón,
puede echarlo de su estudio, pero no puede echarlo de su mente.
Todo el poderío suyo se rinde ante él, es...
su carcelero, su amo, su jefe.
Es un manojito de ruido con la carita sucia,
pero cuando usted llega a su casa por la noche:
con sus esperanzas y su ambiciones hecha pedazos
él puede remediarlo todo... con dos mágicas palabras:
¡HOLA PAPITO!
d/a