MADRIGAL
Está la ave en el aire con sosiego, en la agua el pez, la salamandra en fuego, y el hombre, en cuyo ser todo se encierra, está en sola la tierra. Yo sólo, que nací para tormentos, estoy en todos estos elementos: la boca tengo en aire suspirando, el cuerpo en tierra está peregrinando, los ojos tengo en llanto noche y día, y en fuego el corazón y la alma mía.
Romances de Quevedo
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