No
temas, la niña interior que habita dentro de nosotras nunca nos
abandonará, en la medida que haya sido lastimada, será más temerosa pero
a la vez es admirable la forma en que se supo defender para no morir
jamás.
Ella
es la que te hace no dejar de sonreír aunque lleves heridas muy
profundas. Es aquella que te invita a chuparte los dedos si algo te sabe
bien o la que te hace llorar cuando algo te enternece; la que te hace
comprender que el amor es un sentimiento eterno que nunca muere y que no
teme dar ese amor pues siempre está dispuesta a dejarle entrar en tu
vida; aquella que ni siquiera menciona la palabra perdón pues sabe que
es una expresión vana. El perdón va en la forma como te comportes con
quienes te han hecho daño.
Ella nunca crece porque la inocencia se pierde al crecer.
Esa niña te permita un día cualquiera sentarte a jugar con los "cromos" sin importar quienes te miren o piensen que estás loca.
Le
importa muy poco el qué dirán porque a pesar de ignorar la razón, una
fuerza interior la empuja a mirar hacia adelante y a caminar aunque
desconozca el rumbo a seguir.
Confía sin saber en qué o quién... simplemente confía.
No
sabe qué es el valor pero lo lleva muy dentro, no sabe de profesiones
pero hace lo que sabe con orgullo sintiendo que es lo mejor.
Respeta
las reglas que se le imponen, mas si siente deseos de tararear una
canción, lo hace sin importar dónde se encuentre o quién la escuche, no
le precupa si su voz es hermosa.
Ignora de modas porque solo necesita de un traje que cubra su cuerpo... el traje invisible del afecto.
Desconoce todas las respuestas, sin embargo no las necesita, no se pregunta nada, sencillamente vive y lucha por esa vida.
¡¡Podrán quitarme hasta la vida misma, pero jamás mi niña interior. Ella irá siempre conmigo aún más allá de la muerte!
d/a