No debemos tener ninguna duda de que Jesús es el Cristo, el Mesías anunciado, y Juan al estar consciente de ello no tuvo ningún impedimento personal para anunciarlo (a pesar de las amenazas recibidas), lo que el Espíritu Santo de Dios confirmó cuando el Padre dirigió estas palabras a Jesús y a los presentes: Tú eres mi Hijo, el Amado; tú eres el elegido.
Muchas gracias por tu presencia y tus aportes.