Como el Señor posee todas las virtudes, también posee toda la riqueza del universo. De acuerdo con esta ley, en el pasado lejano, cuando era respetado el orden original de las cosas, la riqueza material sólo era dada a aquellos que poseían la riqueza espiritual, y aquellos que eran pobres interiormente también lo eran materialmente. Hoy día ya no se respeta este orden en la tierra, pero como la ley es absoluta (todo lo que está abajo debe ser como lo que está arriba), este orden será un día restablecido de nuevo, y cada uno encontrará su lugar: aquellos que son ricos en inteligencia, bondad y nobleza, recibirán las riquezas materiales correspondientes, gracias a las cuales podrán desarrollarse y hacer el bien. En cuanto a aquellos que no posean estas cualidades, deberán conformarse con poco. Evidentemente, no son los humanos quienes restablecerán este orden, porque no saben quién lo merece y quién no lo merece; será la obra de la Inteligencia cósmica, porque la ley de las correspondencias es una ley inmutable en el universo."