Cuando joven sin rumbo caminaba seguro de que no me equivocaba, con la mirada ciega e infinita; pretendía un mundo ante mis pies no sabiendo lo que es la sensatez ni la dulce bondad de Dios bendita.
No escuchaba la voz de los abuelos que contaban nostálgicos desvelos, dichosos en vivencias y argumentos con el saber que le da la experiencia, a fin de despertarme la conciencia, también alumbrándome el pensamiento.
La ceguera en los años juveniles; es potro de movimientos seniles cabalgante de furias insensatas, que inducen a estrellarte en el momento con idea que tomes escarmiento y que sepas subir escalinatas.
Si escuchamos las voces paternales de curtidas vivencias personales, aprendemos vivir en la verdad con luces que nos dan entendimiento, guiándonos por todo el firmamento para entonces lograr felicidad
Si escuchamos las voces paternales de curtidas vivencias personales, aprendemos vivir en la verdad con luces que nos dan entendimiento, guiándonos por todo el firmamento para entonces lograr felicidad.
Laureano Marcano N.
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