Hoy… El Señor Me Bendecirá Y Me Guardará.
Esta bendición del sumo sacerdote constituye en si misma una promesa. La bendición que nuestro gran Sumo Sacerdote pronuncia sobre nosotros seguramente tendrá su efecto, porque expresa la voluntad de Dios. ¡Qué delicia vivir bajo la bendición divina! Esto infunde un aroma delicioso a todas las cosas. Si somos bendecidos, todos nuestros bienes y todas nuestras alegrías serán bendecidas; nuestras pérdidas y aflicciones también lo serán. La bendición de Dios es profunda, real, efectiva. La bendición del hombre puede consistir sólo en palabras; pero la de Dios enriquece y santifica. Lo que más apetecemos para nuestro mejor amigo, no es que abunde en la prosperidad, sino que el Señor le bendiga. Asimismo, cosa deliciosa es ser guardados por Dios: guardados por Él, guardados en Él y guardados cerca de Él. A quienes Dios guarda bien guardados están, porque son guardados del mal y reservados para la dicha eterna. La guarda de Dios va acompañada de la bendición divina con el fin de establecerla y confirmarla. El deseo que mueve al autor de este libro es que cuantos lean estas líneas obtengan estas ricas bendiciones y gocen de esta divina protección. Este día me hace alabar a Dios con toda mi alma por sus bendiciones y su protección. Señor, Gracias por guardarme y bendecirme. Se que todo esto lo recibo por gracias. Amén.
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