Decidió Zeus en pasados tiempos que Hermes grabase en conchas las faltas de los hombres, depositando estas conchas a su lado en un cofre para hacer justicia a cada uno. Pero las conchas se mezclan unas con otras, y unas que llegaron después que otras, pasan antes por manos de Zeus para sufrir sus justas sentencias.
Por eso no nos incomodemos cuando los malechores no reciben pronto su merecido castigo. Tarde o temprano les llegará su turno.
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