Sentada junto a la cuna canta la Virgen María pero el Niño no se duerme que está la noche muy fría. Tan sólo quiere una cosa, que el pastorcico Matías para abrigarse con ella le preste una zamarrilla.
Sentada junto a la cuna llora la Virgen María que de sus ojos piadosos le brotan lágrimas vivas, son de perlas que engalanan las rosas de sus mejillas. ¿Por qué llora así la Virgen, por qué su pecho suspira?
¡Ha visto que entre las pajas hay una cruz escondida! Debajo de cada cuna está la cruz de la vida. El Niño recién nacido nos va a decir algún día que cada uno de nosotros tome su cruz y le siga.
Que para que tenga fruto, ha de morir la semilla, que, sólo si muere el grano podrán nacer las espigas. ¡La vida lleva a la muerte, la muerte lleva a la Vida! ¡Por eso es la Navidad esperanza y alegría!
Martín García Ramos
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