Zeus, después de modelar a los hombres, encargó a Hermes que les distribuyera la inteligencia.
Hermes partió la inteligencia en partes iguales para todos y vertió a cada uno la suya.
Sucedió con esto que los hombres de poca estatura, llenos por su porción, fueron hombres sesudos, mientras que a los hombres de gran talla, debido a que la porción no llegaba a todas las partes de su cuerpo, les correspondió menos inteligencia que a los otros.
No es la apariencia de grandeza lo que confiere grandeza, es lo que está por dentro y no se aparenta, lo que nos hace ser lo que realmente somos.