Tu eres la mujer que siempre imagine, un sueño del ayer que no puedo lograr.
Sincera al conversar, serena en tu mirar, segura al proceder; Siguiendo tu camino sin que te venza nada, con marcas del destino grabadas en tu piel.
Sí tienes una pena no la demuestras nunca, la sabes ocultar; la sangre de tus venas produce la laguna donde la vas a ahogar.
Tu eres la mujer, amante, enamorada y yo quien te contempla buscando una ciudad, vacía, desolada y así poder gritar, de cara frente al viento quedando sin aliento que tú, eres mi amada.
(Hugo F. M. Otero)
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