"La mayoría de los humanos tienen del amor un concepto tan limitado que en el momento que un hombre y una mujer se encuentran, olvidan a todo el mundo, ya no existe nada para ellos. No están todavía acostumbrados a vivir el amor de una manera más amplia, lo empobrecen y lo mutilan; ya no es el amor divino que brota y da de beber a todos los seres. El verdadero amor es aquél que abarca la totalidad de las criaturas sin limitarse, sin echar raíces al lado de una sola. Por esto es necesario que a partir de ahora los hombres y las mujeres sean instruidos en concepciones más amplias, que manifiesten menos posesividad y celos: el marido debe alegrarse al ver cómo su mujer abre su corazón al mundo entero, y también la mujer debe sentirse feliz de que su marido tenga el corazón tan vasto. Esto no les impide de continuar siendo fieles mutuamente. Cuando dos seres verdaderamente evolucionados se casan, ya de antemano se han consentido esta libertad mutua; cada uno se alegra de poder amar a todas las criaturas en la mayor pureza. La mujer comprende a su marido, el marido comprende a su mujer, y ambos se elevan, caminan juntos hacia el Cielo, porque viven la vida verdadera, la vida ilimitada."