DE CUAN GRACIOSA Y APACIBLE ERA
LA BELLEZA DE LA VIRGEN
Luis Rosales
¡Morena por el sol de la alegría, mirada por la luz de la promesa, jardín donde la sangre vuela y pesa; inmaculada Tú, Virgen María!.
¿Qué arroyo te ha enseñado la armonía de tu paso sencillo, qué sorpresa de vuelo arrepentido y nieve ilesa, junta tus manos en el alba fría?.
¿Qué viento turba el momento y lo conmueve? Canta su gozo el alba desposada, calma su angustia el mar, antiguo y bueno.
La Virgen, a mirarle no se atreve, y el vuelo de su voz arrodillada canta al Señor, que llora sobre el heno.
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