¿Deprisa?
Nunca se ha visto
a un jardinero jalar una planta
para que crezca más deprisa,
ni recoger lo que se sembró
el día anterior.
¿Por qué esta impaciencia
en la espera del Salvador?
Él viene, lo ha prometido.
Y si todavía tarda,
¿Por qué inquietarse?
Él sabe lo que es bueno para nosotros.
Aquí está nuestra humilde confianza.
¡Ten valor! Aquí está tu Dios: Él mismo es el que viene.