Jamás mi boca será un desierto, ausentes besos que se escapan, ni mi mente será el prodigio, que calme esta sed de nada. Jamás mi piel será dormida, no sabe sentir manos de agua, mi piel es fuego que consume, huella profunda que desgarra. Jamás seré tan sólo un sueño que se persigue y no se alcanza. Late la vida muy adentro, grita la sangre fermentada. Estoy viva, o eso intento, no he de vivir tan resignada. Jamás mi boca será un desierto miel que fecunda el mañana. Jamás mi piel será la ausencia en ese camino que no acaba. Estoy viva, o eso intento y no he de morir tan resignada.
DE LA RED
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