Al acercarnos al fin de año, puede que empieces a pensar en tus propósitos, metas y promesas de Año Nuevo.
Una advertencia. Aquí está el error que la mayoría comete: Simplemente tienen una resolución, sin ningún plan, ningún fundamento para hacerlo funcionar.
Planean leer más, hacer más, comer menos, gastar menos, pero cada hora de su día se la pasan de la misma forma que antes.
Recuerda, a través de tu mente y tus decisiones, puedes añadir, detener o modificar cualquier cosa que necesites para hacer realidad tus metas nuevas. Tú tienes el control, úsalo !
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–¿Podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?
–Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar –dijo el Gato.
–No me importa mucho el sitio… –dijo Alicia.
–Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes –dijo el Gato.
–… siempre que llegue a alguna parte –añadió Alicia como explicación.
–¡Oh, siempre llegarás a alguna parte –aseguró el Gato–, si caminas lo suficiente!
Lewis Carroll en “Alicia en el País de las Maravillas”
Para llegar al lugar que quieres llegar es importante que sepas cuál es tu propósito en la vida. Pero igualmente importante que definir tu propósito es definir tus metas. ¿Cuál es la diferencia?
La forma más sencilla de explicarlo es esta: Tú alcanzas tus metas. Tú vives tu propósito.
En otras palabras, tu propósito es algo que sigue en marcha y que nunca finaliza; no es algo que alguna vez terminas o alcanzas. Tu propósito es una descripción de lo que sería vivir tu vida ideal. Las metas, por otra parte, son concretas y finitas; son algo que definitivamente puedes terminar y que deberías terminar. Y cuando lo haces, te fijas nuevas metas y las alcanzas, llevándote a fijarte otras metas y así sucesivamente.
Las metas son como las señales de los kilómetros o millas en el camino de la vida; propósito es la dirección que el camino toma.
Primero debes aclarar cuál es tu propósito, luego ya puedes fijarte tus metas.
¿En qué dirección vas?