Yacimientos de vida
¡OH! Ahí estás. Por fin te veo, que ciego soy: en ese árbol que da frutos y sombra, que cobija a muchos el sueño como a Bolívar. En esa nube que nos acompaña y nos baña de su ternura con sus rocíos de armonía. En esa montaña cuya cima es la mirada del mundo donde se albergan miles de especies, signo de existencia. ¡Claro! Allí estas: en los ríos y cascadas, en el aire, en las miradas.
En esa estrella donde brilla tu cálida realidad. En el inmenso mar azul, en el brote del manantial en los trozos de alegrías. En ese sol que nos da luz y energía, que transmite fortalezas conduciendo nuestros días. En las verdes praderas de la tierra, en el lejano horizonte. En esa luna, que hace del amor momentos inolvidables para muchos.
En la pasión, en los recuerdos. En el vuelo de las aves, en un nido, en los gestos. En este espacio y este universo donde compartimos sueños, donde conviven seres diversos y donde caminamos en búsqueda de la felicidad. En un beso, una caricia. En esa sonrisa, ¡si, esa! La de ese niño que transpira inocencia y que juega con el trampolín de la risa. En la humildad, la bondad, el amor, en la pura conciencia.
En este corazón que te escribe, para admirarte y darte gracias por dejarme estar contigo y con todos los que contigo van. En los Poemas, los deseos. En esa semilla que florece en el vientre de una mujer, allí justo cuando nuestros ojos presencian el amor fraternal. En una lágrima, el pensamiento. Aquí en esta hoja, en estas palabras, en todo aquello que respira, que es útil.
Eres tú la vida, significado de ser y existir, razón por la cual soñar y sentir, de luchar y construir. Cuna del corazón latente, lecho de conciencia del ser viviente, brote de alegría y esperanzas, tierra de sentimientos y de experiencias llenas de bondad. Aquí estás conmigo y con todos, en la calidez de la gente, en el alma de quien te quiere, en los ojos de la humanidad que en torno a ti han de girar.
Aquí estas, en mi mente, en mi alma, en mi espíritu y cada mañana.
D/R