Para retomar ahora el camino hacia las alturas, el ser humano debe desvestirse, simbólicamente hablando, es decir debe liberarse de todo lo que le sobrecarga. En vez de continuar sumergiéndose en toda clase de preocupaciones y actividades diversas e inútiles, debe aprender a renunciar, a desprenderse.
Es necesario que el sol de la primavera vuelva a brillar en nosotros para que se funda la escarcha, para que volvamos a encontrar a nuestro verdadero ser… para que nos sintamos atravesados por el soplo divino."