Inmutable intento de llegar a tu encuentro, con todas aquellas cosas que anuncian tu tiempo, brotan de las gotas de lluvia que laboriosas cuelgan, sobre tu frente, tu misterio, tu desolación y mi locura.
Las horas pudorosas se multiplican en mi cuerpo, hasta agotar el instante previo del fuego eterno, y es en el crepúsculo de la vigilia que entrego mi todo, y lo que queda de él en el sonido de tu puente deshecho.
Sé que estás en mí, postergado, en lenta y vaga presencia, hoy abandono óleos, pinceles y cinceles en la distancia, indago en mi queja los fragmentos de la Luna, y llevo en la boca silencios de sombra y demora.
No me describas cómo es tu límpido mar, permanece inalterable la visión intacta de sus aguas, aunque algún día todo cambie, te veré en el color de tu suelo, permaneceré en tus poemas, y en la fuerza de tu voz, sabrás por fin que en los geométricos sueños, reposa mi amor en los leños de tu invierno.
DE LA RED

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