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General: Buenas y Malas Decisiones!
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Reply  Message 1 of 5 on the subject 
From: TangaCrixXx  (Original message) Sent: 19/01/2011 15:45

Buenas y Malas Decisiones!

¿Qué hago aquí? ¿Por qué estoy en este lugar?

¿Qué hice para merecer esto? ¡Yo era una buena esposa!

No, ¡yo era una gran esposa! Así que, ¿qué estoy haciendo

 sin un hogar, sin un empleo y con tres niños asustados

y desplazados en el albergue de una mujer en Jacksonville, Florida?

La habitación comenzó a llenarse con mujeres y niños

desconcertados y estropeados. El albergue de mujeres

 estaba atestado al máximo aquel jueves en la mañana.

 La Biblia dice: “Hay un tiempo para todo”, aparentemente

esa semana de enero de 1981 era un tiempo para correr.

Justo el día anterior, una de mis hijas me había confesado

 que mi esposo de diez años la molestaba

. Mi espina dorsal se derritió. Me sentía caliente y fría.

 Iba a vomitar, pero en vez de hacerlo, llamé al Departamento del Alguacil de Jacksonville.

Tuve que esperar que el asistente a cargo me llamase

 de vuelta. No fue una espera larga. Su voz fue compasiva

y sus instrucciones, breves. “Usted necesita irse con los

 niños a un lugar seguro. Haremos los arreglos. Recoja

 algunas cosas para un par de noches. Déjele una nota a

 su esposo indicándole que usted y los niños están a salvo

 y que le llamará en un tiempo especificado. Entonces,

váyase”. Ella me dio la dirección del albergue y comencé

a llamar a mis amigos cercanos. En veinte minutos

descubrí que no tenía ninguno. Finalmente llamé a

alguien a quien apenas conocía. Ella dejó todo, y sin

 hacer pregunta alguna, se convirtió en una de

las más grandes bendiciones de mi vida. En hora y media estábamos en el albergue.

Así que allí me hallaba yo en una fría mañana de enero,

preguntándome qué giro del destino me había traído a este

 lugar. ¿Por qué debería pasar una hora con un grupo de

mujeres sin hogar, escuchando a una extraña hablarme

 sobre mi vida? ¿Qué pudiera ella decirme que yo no supiese ya?

Había gastado diez años esquivando gritos y golpes,

 tratando con todas mis fuerzas de “hacer agradable”

una vida que se había tornado una pesadilla. Le había

mentido a todos, especialmente a mí misma, sobre cuán “santo”

 era mi esposo. Me había insinuado a mí misma entre mi esposo

 y mis hijos, tratando de mantenerlos a salvo, y obviamente

 había fracasado. Me sentía tan baja y perdida como nunca lo había estado en mi vida.

La reunión comenzó con breves presentaciones e historias

 de todas. Todas jadeamos al escuchar de la mujer a la que

 habían prendido fuego, y gemimos al escuchar a las mujeres

que insistían en regresar con sus maridos o novios, sin importar

 cuán atroces hubiesen sido sus acciones. Finalmente,

conté mi historia, jurando que nunca volvería y creyendo

 con todas mis fuerzas que seguiría adelante. Eventualmente, la líder del grupo comenzó a hablar.

Finalmente, la líder llegó al climax de su charla. Buscó

en cada rostro en aquella habitación. Recuerdo su mirada

 reposando sobre mí… compasiva y determinada.

“Hay una razón”, dijo ella, “por la que todas están aquí.

 Algo muy específico las ha traído aquí hoy. Conocemos

 todas las historias de amor, traición, brutalidad y dolor,

pero ¿sabemos la pregunta que responderá a todas sus preguntas? Miró de nuevo a cada rostro.

Nadie comprendió la pregunta que contestaría cada

 pregunta. Incluso me sentí un poco irritada, como si ella

 estuviese “jamaqueándanos”. Ella continuó. “Cada

una de ustedes necesita hacerse una pregunta: ‘¿Cuáles

son las opciones que he tomado en mi vida que me han traído

 a este momento?’ Sólo entonces podrán contestar la pregunta”.

 El salón se llenó inmediatamente de murmullos,

luego de susurro, y finalmente de observaciones gritadas.

Unas pocas de nosotras permanecimos en silencio.

 Los momentos pasaron, entonces, de repente, la niebla

 en mi mente se disipó y ¡caí en cuenta! ¡Realmente caí

en cuenta! Era el punto de quiebre más importante de mi vida.

 Nunca se me había ocurrido que era yo quien había escogido

 las opciones… la opción de no terminar la escuela, la opción

 de casarme con un hombre al que no conocía, opción de traer

 niños a mi mundo incierto. Mis hijos eran todo para mí y,

si para salvarlos tenía que tomar aquella dura mirada hacia mi misma, así sería.

Desde el momento de aquella primera mirada tentativa,

 mi vida comenzó a cambiar. Comprendí que todo lo que

 pasara a partir de ese momento en adelante sería el resultado

de mis opciones personales. Fue el primer pequeño paso para

 mí mientras comenzaba a comprender cómo cambiar mi vida

y la de mis hijos. Al querer mirar hacia adelante tuve que hacer

una terrible travesía a mi pasado, para comprender dónde había abdicado mi libertad para escoger.

Todavía sigo en esa travesía, al momento de escribir este

artículo. En los últimos veinticuatro años, he tomado buenas

 y malas opciones. Todas mías. Y sí, tomo el viaje a mi pasado

 cada día, quitando las persianas y abriendo las puertas. Dejo

que el sol penetre; correteando las sombras de mi alma, y cada

 día la travesía se torna más victoriosa. Cada día, me acerco más a comprenderme a mí misma.

Hoy, la risa me viene fácil. Raras veces me siento atemorizada. Soy feliz. Puedo ver, por la gracia de Dios que ya no soy una víctima, porque me ha sido dada la victoria.

Jaye Lewis
Puso luego David guarnición en Siria de Damasco, y

 los sirios fueron hechos siervos de David, sujetos a tributo.

 Y Dios dio la victoria a David por dondequiera que fue. 2 Samuel 18:10.

Tú, el que da victoria a los reyes, El que rescata de maligna espada a David su siervo. Salmo 144:10.

 




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Reply  Message 2 of 5 on the subject 
From: Paqui Sent: 19/01/2011 16:53

Reply  Message 3 of 5 on the subject 
From: Margarita12 Sent: 27/01/2011 11:11

Reply  Message 4 of 5 on the subject 
From: MARILU9268 Sent: 27/01/2011 11:44
HOLA 
GRACIAS POR ESTAR Y COMPARTIR
ES LINDO LEERTE
Y MAS CONTAR CONTIGO
LINDO JUEVES


Reply  Message 5 of 5 on the subject 
From: campitos0 Sent: 27/01/2011 12:19
 En los últimos veinticuatro años, he tomado buenas

 y malas opciones. Todas mías. Y sí, tomo el viaje a mi pasado

 cada día, quitando las persianas y abriendo las puertas. Dejo

que el sol penetre; correteando las sombras de mi alma, y cada

 día la travesía se torna más victoriosa. Cada día, me acerco más a comprenderme a mí misma.

Hoy, la risa me viene fácil. Raras veces me siento atemorizada. Soy feliz. Puedo ver, por la gracia de Dios que ya no soy una víctima, porque me ha sido dada la victoria.

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