Porque no sabemos orar como es debido,
pero el Espíritu mismo gime a
Dios por nosotros, con gemidos que
no pueden expresarse con palabras “ Romanos 8:26.
Hoy recuerdo la interesante anécdota
de un misionero quien servía en un
pequeño hospital en África.
El viajaba cada dos semanas en bicicleta
a través de la jungla para buscar provisiones
en un pequeño pueblo .
Este viaje requería quedarse acampando
en la jungla a mitad de camino durante
una noche. En uno de esos viajes el vio
a dos hombres peleando en la ciudad
y uno de ellos estaba seriamente herido,
de manera que él lo atendió y le habló de Jesús.
El misionero luego del incidente retornó
a casa. Varias semanas más tarde
al llegar a la ciudad nuevamente.
El hombre que él había atendido lo alcanzó
y le dijo: En el pueblo saben que cuando
usted viene tiene dinero.
Luego del incidente cuando usted me
atendió varios amigos del pueblo
lo siguieron para esperar que usted
acampara y quedara dormido para robarle
el dinero y las medicinas, pero ellos no
pudieron robarlo porque usted estaba
rodeado de 26 guardias bien armados. Quienes eran?
El misionero rió y luego le aseguró que él
estaba solo acampando ese día en
medio de la jungla. No señor,
respondió este hombre. Mis amigos
los vieron y yo también los vi
y estos guardias no querían dejarlo
a usted solo. Cuando el misionero
estuvo de visita en Michigan,
contó esta historia en la Iglesia y entonces
un hermano de la Iglesia casi saltando
de su asiento, le preguntó al misionero
si él podía dar la fecha exacta de ese
incidente. Cuando el misionero dio
la fecha exacta este hermano dijo:
En ese mismo tiempo, mientras en
África era de noche, aquí era por la
mañana y yo encontraba preparando
mi equipo para ir a jugar golf y sentí
que el Señor me guiaba a orar por usted
y yo contacté a otros hermanos de la
iglesia y nos unimos a orar por usted
hermano. El numero que nos unimos
a orar por usted fue de 26. El número exacto
que los africanos vieron que lo guardaban
a usted. Creo que Dios envió un ángel
por uno de los que intercedíamos por usted.
Hoy quizá no sepa la razón por la que
oro por ti.. Pero Dios si la sabe y el Espíritu
Santo que mora en mi me guía a orar
aún cuando no separa la razón.
Hoy quiero ser obediente a ese tipo
de oración, porque la Biblia dice que
aún cuando no sepamos por que orar
o la razón de nuestra oración el Espíritu
Santo si la sabe y clama al Padre con gemidos indecibles.
Señor. Gracias por darme la oportunidad
de interceder por otras personas.
Se que para eso necesito estar dispuesto
a responder a tu llamado de oración.
Si es posible, hoy quiero conocer la razón
por la que me llevas a orar por otros y
si no es posibles, de todas
maneras quiero orar por otros. Amén.
Dr. Serafín Contreras Galeano.
|